Creo que esto es básicamente lo opuesto para mí. Crecí allí, y cada otra ciudad en la que he vivido hace que St. Louis parezca un asentamiento construido alrededor de las ruinas de una civilización perdida. Es una ciudad muy extraña, una especie de ciudad atemporal.

St. Louis me dio una visión muy exagerada de qué tipo de museo de arte, sinfónica, teatro, etc. tendría una ciudad de esa población. Santa Fe probablemente es un caso más atípico, pero eso se debe más al turismo.

No recomendaría específicamente crecer allí, pero una cosa valiosa que me dio fue una sensación de lo que se siente vivir en un lugar que ha pasado su apogeo, donde la buena noticia a menudo es que el ritmo de las malas noticias es lento (por ejemplo, AB despidiendo a menos personas este año).

Por otro lado, una ciudad que está muriendo lentamente y que tiene un montón de bienes raíces en exceso es un gran lugar para cosas raras. Es difícil imaginar que el Museo de la Ciudad (busca en Google si no estás familiarizado—¡no es lo que parece!) sea una de las maravillas del siglo XXI, existiendo en otro lugar.

Así que en las relaciones raciales, la forma en que funciona St. Louis es que giras una rueda y caes en una década aleatoria del siglo XX. En algunos lugares/contextos, son los 90. En algunos lugares, son los 30. En ningún lugar es predecible.